Cuentas por cobrar

Las cuentas por cobrar, abreviadas como CC o CxC, son reclamaciones de pago exigibles legalmente en poder de una organización. Desde el punto de vista contable, existen dos tipos de cuentas por cobrar. El más común corresponde a aquellas derivadas directamente de las operaciones de la organización, generalmente por concepto de bienes suministrados o servicios prestados que los clientes han recibido pero no han pagado en su totalidad. Asimismo, existen cuentas por cobrar no comerciales, que derivan de diversas transacciones internas de la organización, como préstamos a empleados y anticipos a empleados, entre otros.[1]

El proceso comercial de cuentas por cobrar implica los subprocesos de incorporación de clientes, facturación, cobranza, deducciones, gestión de excepciones y contabilización de efectivo tras el pago. Por lo general, se presentan en forma de facturas emitidas por una empresa y entregadas al cliente para su pago dentro de un plazo comúnmente acordado.

Las cuentas por cobrar se presentan en el balance general como un activo.[2]​ Es una de una serie de transacciones contables que se ocupan de la facturación de un cliente por los bienes y servicios que el cliente ha pedido. Estos pueden distinguirse de los documentos por cobrar, que son deudas creadas a través de instrumentos legales formales como pagarés o letras de cambio.[3]

  1. Meza Vargas, Carlos (1996). Contabilidad. Análisis de Cuentas. San José: EUNED. pp. 63-66. ISBN 978-9977-64-859-0. Consultado el 29 de junio de 2023. 
  2. «Por qué tener muchas cuentas por cobrar puede ser malo para los negocios». www.pnc.com. Consultado el 29 de junio de 2023. 
  3. Belverd E. Needles, Marian Powers, Susan V. Crosson. (2010) Financial and Managerial Accounting, p. 373.

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